En los últimos años, el cambio climático, la preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad han pasado de ser temas de interés para algunos sectores a convertirse en una verdadera responsabilidad de todas las empresas; cada vez son más las personas que valoran las prácticas responsables y sostenibles, y esta tendencia ha sido la que ha impulsado a las empresas a buscar maneras de demostrar su compromiso ambiental.
¿Cómo pueden demostrar entonces, las empresas, que se preocupan por el medio ambiente?
La respuesta es sencilla: a través de un certificado sostenible. Hoy en día, la empresa que se preocupa por tenerlo, está posicionándose como una empresa actual, concienciada y adaptada a los tiempos que corren, siendo ésta una clara ventaja para destacar en el mercado hoy en día.
¿Qué es dicho certificado, cómo se consigue y qué tipos hay?
Vamos a verlo a continuación.
¿Qué es un certificado sostenible?
Un certificado sostenible es una acreditación que se otorga a las empresas, productos o servicios que cumplen con una serie de estándares específicos en términos de sostenibilidad y responsabilidad ambiental. Estos estándares suelen estar relacionados con prácticas amigables con el medio ambiente, el uso responsable de recursos naturales, el respeto por los derechos laborales y una producción ética y eficiente. En otras palabras, el certificado es una especie de “sello de garantía” que muestra que la empresa o el producto ha pasado un proceso de evaluación riguroso y ha demostrado cumplir con criterios sostenibles establecidos por organismos de certificación.
Sin embargo, no todo es tan sencillo como pedirlo y ya está; para lograrlo, se debe realizar una evaluación a conciencia, tener auditorías frecuentes y mostrar un compromiso fuerte y continuo para mantener los requisitos establecidos; además, la empresa que lo recibe deberá mantener dicho compromiso a lo largo del tiempo, ya que no debe ser una cosa de interés puntual.
Este tipo de certificaciones se encuentran en distintos sectores: los podemos observar en la alimentación, la moda e incluso en la construcción, la tecnología y los servicios financieros.
La idea es que, al obtener una certificación sostenible, la empresa sea capaz de ofrecer garantías a los consumidores e inversores sobre su compromiso real con el cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad, además de diferenciarse en el mercado de aquellos competidores que no cumplen con estos requisitos, así nos informan desde Eventsost.
¿Qué tipos hay?
Existen diferentes tipos de certificados sostenibles, y cada uno tiene sus propias especificaciones y requisitos dependiendo de la industria o sector al que está dirigido. Diferenciamos 4 sectores clave que nos enseñarán los diferentes certificados que podemos obtener: certificados de sostenibilidad ambiental, de comercio justo, de sostenibilidad corporativa y de eficiencia energética.
Certificados de sostenibilidad ambiental.
Son aquellos que evalúan y certifican el impacto de una empresa, producto o proceso en el medio ambiente.
Destacamos las que verás a continuación:
- Certificado ISO 14001.
Es uno de los más conocidos y se centra en la gestión ambiental de las empresas. Con la norma ISO 14001, las empresas demuestran que gestionan sus actividades para minimizar su impacto ambiental y mejorar continuamente sus prácticas de sostenibilidad.
- Certificación LEED (“Leadership in Energy and Environmental Design”).
Orientada a la construcción y arquitectura, LEED se enfoca en la eficiencia energética, el uso de recursos sostenibles y el diseño ecológico de edificios.
- Certificación FSC (“Forest Stewardship Council”).
Garantiza que el papel, la madera y otros productos derivados de los bosques provienen de fuentes sostenibles, que respetan tanto al medio ambiente como a las comunidades locales.
Certificados de comercio justo.
Certifican que los productos cumplen con estándares sociales y ambientales que promueven un comercio justo, es decir, que se respetan los derechos laborales de los trabajadores y que las prácticas agrícolas o de producción no dañan el medio ambiente.
Algunos ejemplos son:
- Certificación “Fair Trade” (Comercio Justo).
Esta certificación es común en productos como café, té, cacao y algodón. Garantiza que los productores reciben un precio justo y que se cumplen condiciones de trabajo adecuadas.
- Certificación “Rainforest Alliance”.
Común en productos como el café y el chocolate, asegura que la producción se realiza de manera que respeta la biodiversidad y los derechos de los trabajadores.
Certificaciones de sostenibilidad corporativa.
Este tipo de certificaciones están diseñadas para evaluar y certificar las prácticas sostenibles de una empresa en su conjunto, no solo en un producto específico.
Encontramos las siguientes:
- Certificación “B Corp”.
Las empresas “B Corp” son aquellas que cumplen con altos requisitos de desempeño social, ambiental y de transparencia. Esta certificación analiza el impacto general de la empresa, tratando factores como su impacto en la comunidad, sus prácticas laborales y su huella ambiental.
- Certificación ISO 26000.
Aunque no es una certificación como tal (se trata de una norma), la ISO 26000 guía a las empresas en la implementación de prácticas de responsabilidad social empresarial (RSE), y muchas empresas la utilizan para reforzar su compromiso con la sostenibilidad y la ética empresarial.
Certificaciones de eficiencia energética.
Este tipo de certificaciones estudian el consumo de energía y la optimización de los procesos y productos, promoviendo el uso responsable de los recursos energéticos.
Entre ellas destacan:
- Certificación “Energy Star”.
Conocida principalmente en productos electrónicos y electrodomésticos, Energy Star asegura que los productos cumplen con criterios de eficiencia energética, reduciendo así el consumo eléctrico.
- Certificación “Passivhaus”.
Utilizada en arquitectura, esta certificación se enfoca en construir edificaciones que sean altamente eficientes en el uso de energía, con el objetivo de reducir la dependencia de sistemas de calefacción y aire acondicionado.
Entendiendo la importancia de aplicarlos a las empresas.
Como ves, implementar un certificado sostenible en una empresa es mucho más que una estrategia para atraer consumidores; estos certificados sostenibles ofrecen grandes ventajas, y entre ellas podemos observar:
- Aumento de la confianza y credibilidad.
Para los consumidores actuales, la sostenibilidad supone una gran expectativa.
Por ello, cuando tenemos una empresa y decidimos contar con una certificación sostenible, estamos demostrando nuestro compromiso con el medio ambiente y con la ética en nuestras prácticas, lo que genera confianza y lealtad.
De este modo, una empresa que se presenta como responsable y comprometida con causas como el cambio climático o el comercio justo tiene una ventaja competitiva bastante considerable a diferencia de aquellos que no ofrecen estas garantías.
- Cumplimiento de normativas y anticipación de normas futuras.
Cada vez más países están implementando regulaciones que exigen prácticas sostenibles y responsables en las empresas; sin ir más lejos, en la Unión Europea ya existen leyes que exigen a las grandes corporaciones cumplir con ciertos requisitos medioambientales y sociales.
Por este motivo, al obtener un certificado sostenible, las empresas se están preparando para cumplir con las normativas actuales, además de adaptarse a futuras regulaciones de manera proactiva, evitando así posibles multas y otros problemas legales.
- Atracción de inversión y oportunidades de financiación.
Las empresas sostenibles son cada vez más atractivas para los inversores y fondos de inversión que priorizan criterios de sostenibilidad (también conocidos como criterios ESG: ambientales, sociales y de gobernanza). De hecho, los fondos que aplican estos criterios han crecido exponencialmente en los últimos años.
Contar con un certificado sostenible puede abrir puertas a nuevas oportunidades de financiación y atracción de inversores interesados en empresas comprometidas con un modelo de negocio responsable y duradero.
- Mejora del rendimiento y reducción de gastos.
Implementar prácticas sostenibles suele implicar una optimización de recursos, un uso más inteligente de la energía y una clara reducción de residuos.
Por ejemplo, una empresa que reduce su consumo energético o que mejora sus procesos de reciclaje también estará reduciendo gastos. Es una gran ventaja, piénsalo: aunque obtener un certificado sostenible puede requerir una inversión inicial, los beneficios a largo plazo compensarán con creces estos gastos.
- Fidelización del talento y mejora del clima laboral.
Cada vez más personas buscan trabajar en empresas que compartan sus valores y que tengan un propósito alineado con el bienestar social y ambiental; al obtener una certificación sostenible, las empresas pueden atraer y retener talento, sobre todo entre los más jóvenes que priorizan este tipo de aspectos.
Además, un entorno laboral que promueva la sostenibilidad y la ética mejorará el clima organizacional y generará un mayor sentido de hermandad entre los trabajadores.
- Resiliencia y preparación para el futuro.
Por último, la sostenibilidad y la resiliencia están íntimamente relacionadas. Las empresas que adoptan prácticas sostenibles suelen estar mejor preparadas para enfrentar obstáculos que puedan aparecer en el futuro, como la escasez de recursos o las fluctuaciones en el mercado; si éstas reducen su dependencia de recursos limitados y promueven prácticas de bajo impacto ambiental, se volverán más resilientes y menos vulnerables a cambios repentinos en su entorno.
Como hemos podido comprobar, contar con un certificado sostenible es cada vez más importante en un mundo que exige responsabilidad y transparencia de las empresas. No lo olvides: las empresas que adoptan estos certificados y medidas están enfocadas a construir un futuro más justo y sostenible para todos.