Aparte de ser la lengua de los países anglosajones, el inglés se ha convertido en el idioma internacional por antonomasia. Se utiliza para establecer relaciones comerciales internacionales, en él se redactan los más reputados estudios científicos y es la lengua en la que se publican gran parte de los informes macroeconómicos. Su conocimiento se ha vuelto imprescindible en muchos sectores laborales. La inmersión lingüística ha demostrado ser un método eficaz para aprender inglés.
La inmersión lingüística es un sistema de aprendizaje de idiomas en la que el estudiante se sumerge por completo en la lengua que quiere aprender, utilizándola para comunicarse con los demás y para hablar sobre cualquier tema. Es como si el alumno hubiera caído de repente en un lugar en el que solo se habla ese idioma y se ve obligado, por tanto, a utilizarlo para comunicarse.
Algo muy diferente al sistema tradicional de estudio en el que se aprende la gramática y el vocabulario de la lengua extranjera, utilizando la lengua materna como soporte.
El idioma no se es solo un vehículo en el que se comunican las personas de una parte determinada del planeta, sino que también es un código de pensamiento. Pensamos en un idioma.
Ingrid, una joven de Girona se matriculó en Eica, una academia de su ciudad que imparte cursos de inglés, francés, alemán y catalán desde un planteamiento de inmersión lingüística, para perfeccionar su inglés. Su idea era la de manejarse con el inglés con la misma naturalidad con la que lo hace con el catalán y el castellano. Lo necesitaba para su trabajo. Realiza funciones de atención al público y una parte de los clientes de su empresa son angloparlantes. Ella tiene un nivel de inglés medio alto, pero notaba que su torpeza con el idioma lastraba el servicio para el que había sido contratada.
Aun con un nivel de inglés aceptable, la tendencia que tenemos cuando nos comunicamos en otra lengua es la de traducir lo que oímos y lo que vamos a decir a nuestra lengua materna. Es como si actuáramos con un traductor simultáneo. Es normal. La inmersión lingüística en inglés no solo persigue mejorar nuestro nivel en ese idioma, sino también forzarnos a pensar en inglés.
Los beneficios de la inmersión lingüística.
La inmersión lingüística se puede aplicar de varias maneras. Una de ellas son los famosos viajes de estudio a Inglaterra, Irlanda o Estados Unidos. Durante un semestre o un curso, el estudiante vive y estudia en ese país. También puede participar en un campamento de verano, con personas de otros países, preferiblemente, en el que solo se habla inglés. No es necesario viajar ni trasladarse a otro sitio para beneficiarse de la inmersión lingüística. Muchas academias de idiomas utilizan este sistema de enseñanza. Para ello suelen contratar profesores nativos para que la inmersión en el idioma sea más certera.
Con la inmersión lingüística, el alumno adquiere fluidez en el manejo del inglés. Al no utilizar más que esa lengua, mejora su comprensión y su expresión oral, aprendiendo a expresarse con mayor naturalidad.
El estudio del inglés se realiza de manera contextualizada. No es que tenga que leer un texto porque es un ejercicio. Se utiliza el inglés para hablar de cualquier cosa, para comunicarse de manera habitual. Es como encontrarle un sentido al aprendizaje, en vivo.
Imagínate que estás en Londres y acudes a una entrevista de trabajo. No utilizas el inglés para aprobar un examen. Lo haces para que el empleador te contrate. Salvando las distancias, este es el sentido de la inmersión.
Con este sistema el alumno adquiere mayor confianza en el uso del idioma. Se va acostumbrando a utilizar el inglés de una manera habitual, lo emplea para relacionarse con otras personas. Interviene de forma natural en conversaciones.
Esto le lleva a aumentar su vocabulario. Para el estudiante resulta motivador. Solo por el hecho de emplear el inglés para comunicarse de manera habitual, descubre como su nivel ha crecido considerablemente en poco tiempo, lo cual le anima a continuar estudiando, puesto que percibe que los avances son tangibles.
¿Cuál es la mejor edad para empezar a estudiar inglés?
En una entrevista realizada por la B.B.C. a Carmen Rampersad, directora de una guardería bilingüe inglés-español, la pedagoga opina que la mejor edad para aprender una lengua extranjera es entre el año y los 3 años. A esa edad, dice Carmen, los niños no estudian el idioma, lo absorben. El cerebro de los niños es increíblemente dúctil. Asimilan todo lo que ven en su entorno.
La guardería de Carmen está ubicada en una zona multicultural. A su centro, además de españoles, acuden niños de familias emigrantes procedentes de otros países. Para algunos de ellos el inglés es el tercer o cuarto idioma.
Esto no supone ningún impedimento. En cuanto entran por la puerta del centro, todas las actividades se realizan en inglés. Es inevitable que entre ellos, sobre todo al principio, alguna vez se comuniquen en castellano, pero sobre la base de escuchar inglés adquieren una soltura increíble para pasar de un idioma a otro.
Por otro lado, un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (M.I.T.) afirma que la mejor edad para empezar a aprender un idioma nuevo es a los 10 años. A esa edad, el niño tiene una madurez suficiente como para comprender las estructuras gramaticales y sintácticas del idioma. Con un trabajo sistemático y bien estructurado por parte del centro de enseñanza, en 8 años el niño puede adquirir la soltura de un angloparlante nativo. Según el instituto norteamericano, estas conclusiones se pueden aplicar al estudio de cualquier lengua. Aunque sea muy diferente a la nuestra.
A pesar de ello, no hay que desesperarse, se puede aprender inglés a cualquier edad. Basta con echar un vistazo a los movimientos migratorios que se dan en el mundo. Persona de orígenes dispares arriban a zonas del planeta en las que se habla una lengua completamente distinta a su lengua materna. En algunos casos la desconocían en el momento en el que emigraron. Con el tiempo, terminan teniendo un nivel aceptable del idioma del país en el que viven. Lo podemos ver en España, sin ir más lejos. Además de iberoamericanos, con los que compartimos idiomas, o ciudadanos que proceden del norte de Marruecos, donde existe proximidad geográfica, encontramos chinos y paquistanís.
Se dice que los adultos aprendemos inglés más rápido y tenemos más facilidad para adquirir vocabulario. No tenemos la elasticidad mental que tiene un niño, pero comprendemos los conceptos más rápidamente y, sobre todo, tenemos un bagaje formativo que nos ha dotado de herramientas para poder estudiar. Aunque haya pasado tiempo desde que dejamos de hacerlo.
Formas de aprender y practicar inglés sin salir de tu ciudad.
La web de la revista inmobiliaria S.H. Barcelona nos habla de los Meet Ups, divertidas actividades de intercambio cultural que se organizan en bares y centros culturales de la ciudad condal que permiten practicar inglés con angloparlantes nativos.
Se trata de quedadas en bares con personas de otros países en las que se establecen conversaciones utilizando el inglés como idioma vehicular. Además de practicar inglés, conoces gente. Aunque la gente que asiste a estos encuentros suele tener un nivel de inglés medio alto, algunos de los organizadores afirman que el grado de conocimiento del idioma es lo de menos. Siempre hay gente dispuesta a ayudar a los más rezagados. Se trata de actividades inclusivas que lo que buscan es que todos los asistentes participen y se lo pasen bien.
En el centro cultural del Raval, un barrio multiétnico de Barcelona, pegado a las Ramblas, cada miércoles se celebra el “Inusual Project”. Un evento que suele reunir a una media de 80 personas. A cada asistente se le coloca una pegatina con la bandera de su país. Aquí el objetivo no es hablar inglés, se puede hablar en cualquier idioma. Lo que se pretende es que la gente se interrelacione con independencia de su lugar de procedencia.
Ver cine y televisión en versión original es otra idea que nos puede ayudar a mejorar nuestro inglés. Una conocida de Bielorrusia me comenta que aprendió castellano viendo la televisión con subtítulos en ruso. Cuando llegó a España apenas sabía castellano. Llegó con su hermano, que sí conocía nuestro idioma y pronto encontró trabajo. Durante unos meses no hacía otra cosa que ver la televisión para hacerse con suficiente vocabulario como para desenvolverse por su cuenta. Si la escuchas ahora, cualquiera diría que no sabía español.
Actualmente, está haciendo otro experimento. Se ha propuesto aprender inglés con el mismo procedimiento. Tiene puesto en su casa el Canal Historia en inglés con subtítulos.
Podríamos decir que estas prácticas son actividades de refuerzo. Si quieres aprender inglés o perfeccionarlo, lo mejor es que te inscribas en una academia de idiomas, que a poder ser, utilicen un sistema de inmersión lingüística y lo apliquen con profesores nativos. Aunque las clases se den en inglés, es un aprendizaje guiado, por lo que alcanzarás un conocimiento más sólido, en menos tiempo, que si estudias por tu cuenta.