Riesgos de los implantes dentales.

Infomación sobre implantes dentales

Los implantes son unos de los tratamientos más realizados en las clínicas dentales y puede que uno de los más seguros. Sobre todo, por la gran cantidad de avances tecnológicos que se han dado en esta rama de la odontología en los últimos años. Aun así, entrañan sus riesgos. Riesgos que es recomendable conocer.

Si eres una de esas personas que han perdido piezas dentales y estás pensando en colocarte unos implantes para recuperar la funcionalidad y la apariencia de tu dentadura, esta información es para ti.

Antes de pasar a hablar de los riesgos, es interesante resituar, aunque sea a un primer nivel, en qué consiste la colocación de implantes. El implante es un apósito sanitario que se coloca en el interior de la encía para que sirva de sujeción para la prótesis, corona o diente artificial.

Para instalarlo es necesario realizar una pequeña operación quirúrgica en la que se abre una hendidura en la encía donde se coloca el implante. El implante dental está fabricado con un material biocompatible: titanio o circonio. Este material se suelda de manera natural con la estructura ósea maxilofacial del paciente en un proceso biológico llamado osteointegración. Implante y hueso se unen molecularmente. De manera que el implante parece una prolongación del hueso alveolar de la boca. Esto hará que la prótesis no se mueva y soporte la presión durante la acción masticadora.

La osteointegración dura entre 2 y 4 meses. En ese tiempo, además, la herida de la operación se cierra y el tejido gingival de la encía recubre el implante, igual que haría si fuera un diente natural. Hasta que la osteointegración no culmina, no se coloca la prótesis. En todo este tiempo se pueden producir rechazos e infecciones.

Los implantólogos de Clínica Infinite, una clínica dental de Santa Pola, en el municipio mallorquín de Calviá, abierta desde el 2003 y especializada en implantes dentales, dicen que los sanitarios son conscientes de estos riesgos, por eso supervisan la osteointegración e intervienen a la primera señal que observan.

Como afirman estos especialistas, los riesgos, aunque controlados, existen. Como pacientes, es bueno que seamos conscientes de ellos. Son estos:

Perimplantitis.

El blog de Laboratorios Kin, una empresa fabricante de productos de higiene dental, indica que la perimplantitis es una inflamación del tejido que rodea el implante por la acción de la placa bacteriana.

Cuando se coloca el implante se abre una hendidura en la encía. Hendidura por la que pueden entrar las bacterias que hay en la boca y quedar pegadas al implante. Cuando esto sucede, las bacterias atacan la membrana mucosa que rodea al implante y el hueso aveolar con el que el implante debe hacer la osteointegración, desgastándolo.

Es una enfermedad parecida a la periodontitis, una infección de las encías que provoca la caída de los dientes naturales. Solo que en este caso, no actúan sobre la raíz del diente, sino sobre los tejidos que rodean al implante.

La infección es dolorosa. Provoca un inflamación en la encía donde está colocado el implante que suele dar lugar a frecuentes hemorragias. La ranura que separa la encía del implante suele supurar pus. Aparecen abscesos en la boca, se sufre dolor al masticar y percibimos movilidad en el implante.

Aunque no siempre, esta infección puede provocar que el implante se caiga.

Determinados factores aumentan la probabilidad de padecer esta infección. El más habitual es no efectuar una higiene dental adecuada. El abuso del alcohol y el tabaquismo durante el proceso de osteintegración influye en la aparición de esta enfermedad.

Otras enfermedades preexistentes predisponen al paciente a sufrir perimplantitis. Es el caso de la diabetes mellitus y el bruxismo.

En su fase inicial, la periimplatitis se puede tratar de modo no quirúrgico. Efectuando una limpieza profesional de la dentadura y con el uso de  adyuvantes químicos como la clorhexidina.

Si la infección ha avanzado, será necesario realizar una operación por la cual se abra la encía y se eliminen las bolsas de placa bacteriana que se han formado alrededor del implante, procediendo a desinfectar la zona.

En algunos casos, el implantólogo puede optar por retirar el implante, sanear el área infectada y recomponer el tejido óseo, para crear las condiciones adecuadas para colocar un nuevo implante pasados unos meses.

En todos los casos, el uso de antibióticos y analgésicos es habitual para mitigar el dolor y reducir la infección.

Por suerte, la perimplantitis se puede prevenir. Las revisiones periódicas durante el periodo de cicatrización son claves para evitar el problema. En el periodo que transcurre entre visita y visita, la colaboración del paciente es fundamental. El paciente deberá seguir las instrucciones que le dé su dentista en cuanto a higiene dental y hábitos de vida.

Rechazo del implante.

El odontólogo Dr. Simón Pardiñas López señala en la revista Gaceta Dental que el rechazo de los implantes se produce por una mala cicatrización de la herida y no por un rechazo al apósito como se pudiera pensar.

La mayoría de los implantes que se colocan en España están fabricados con titanio, un metal hipoalergénico que rara vez provoca alergia en el paciente.

La gran mayoría de los rechazos se producen porque la herida no cicatriza bien, lo cual hace que el implante se mueva y no se suelde adecuadamente con los huesos de la boca.

Ciertas enfermedades sistémicas como una diabetes no controlada, la existencia de enfermedades periodontales previas o pacientes con problemas sanguíneos o inmunodeprimidos pueden hacer que la herida de la operación no cierre adecuadamente.

El hábito de fumar influye en que un implante no se integre. Los componentes del tabaco provocan una constricción de los vasos sanguíneos que disminuye el aporte de sangre necesaria para realizar cualquier curación.

La dieta también puede afectar, sobre todo en los primeros meses. Castigar el implante con la masticación de alimentos duros puede hacer que el apósito se mueva. Si el implante lo tenemos en un lado de la boca, debemos masticar con el lado contrario. En los primeros meses debemos inclinarnos por una dieta blanda.

Por último, la mala calidad o falta de cantidad del hueso donde el implante se debe soldar o el recalentamiento del implante al colocarlo, afectan negativamente a la osteointegración.

El rechazo del implante está relacionado en muchos casos con la periimplantitis. Cuando esto sucede, lo primero es abordar la infección.

Si el implante se mueve, la solución más habitual es retirarlo. Pasados dos meses, cuando esté curada la zona, se procederá a colocar un nuevo implante.

Debemos saber que el rechazo de un implante se puede prever y, en gran medida, prevenir. No es un hecho inevitable. Aquí, las revisiones periódicas con nuestro dentista vuelven a ser claves.

Sinusitis y daños nerviosos.

El médico aragonés Dr. Marcelo Toledo sostiene que una mala colocación de los implantes pueden provocar daños en los nervios y sinusitis. Este riesgo es menos frecuente que la periimplantitis y el rechazo al implante, de los que hemos hablado antes, y se produce solo en implantes colocados en la arcada superior.

En el espacio que hay entre la mandíbula superior y la línea ósea alveolar, discurre un nervio altamente sensible. Por una mala calibración por parte del cirujano dental o por falta de soporte óseo, se puede colocar el implante demasiado cerca del nervio.

Aquí se corre el riesgo de que el instrumental utilizado o el propio implante, golpeé el nervio y produzca daños. Esto provocará en el paciente dolores agudos, entumecimiento y hormigueo en las encías, mejillas, labios y lengua. Este nervio está interconectado con estas partes de la cara.

Las pocas ocasiones en las que esto sucede, el cirujano deberá retirar el implante y esperar un par de meses antes de colocar uno nuevo. Retirando el elemento que hacía presión, en unas pocas semanas, las fibras nerviosas se regeneran de forma natural. Para controlar el dolor, es probable que el dentista recete analgésicos u otro tipo de medicación.

El otro riesgo que señala el doctor Toledo es el de provocar una sinusitis. Los huesos de la cara son huecos. Los espacios que hay en su interior se llaman senos paranasales.

Cuando al colocar un implante en la arcada superior, la cantidad de hueso es insuficiente o la densidad ósea es baja se corre el riesgo de perforar el hueso existente. Esto produce una infección en el hueso, una sinusitis.

Los síntomas de la sinusitis dental son mal aliento, tos continua por la noche, dolores de cabeza, pérdida del sentido del olfato, fatiga y malestar general.

El doctor Toledo insiste en que son contados los casos en los que se produce una sinusitis motivada por la mala colocación de un implante, pero es un riesgo que existe. Cuando esto sucede es necesario retirar el implante inmediatamente. Habrá que sanear el hueso para que se recupere y es aconsejable realizar algún tratamiento de regeneración ósea para aumentar la cantidad de hueso alveolar antes de volver a colocar  un implante nuevo.

Antes de colocarse el implante es bueno saber que estos riesgos están y que se pueden evitar gracias a la colaboración entre el especialista y el paciente.

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